No realizar el mantenimiento adecuado puede derivar en: ● Daños graves a la salud, debido a la acumulación de partículas nocivas. ● Incremento de riesgos de incendio por acumulación de grasa o residuos en los conductos. ● Fallas en los sistemas de ventilación y extracción. ● Dificultades con las aseguradoras para cubrir posibles siniestros.